A pesar de ser un tema delicado para muchos propietarios de perros, me parece conveniente dedicarle un espacio a este tema. A lo largo de los años he podido observar cómo la gran mayoría de los machos tienen un problema muy grande con el sexo. Aunque quizá es mejor hablar de la reproducción. Al contrario de las personas, los perros no practican el sexo. Disfrutan indudablemente del momento en que se reproducen, pero su motivación para "hacerlo" es mucho más básica que la nuestra.
Muchos dueños creen que uno de los efectos de esta intervención tan sencilla es que el perro engorda. Esto es cierto si Vd. se lo permite. Al ser castrado se tranquiliza el perro, su metabolismo es más lento y por tanto necesita menos calorías que antes. Si se vigila bien la cantidad de pienso que se le da no engordará nada. También es muy común la idea de que un perro sufre por haber perdido sus testículos. Nunca se ha podido constatar esto, nosotros sí lo haríamos, ellos no.
Un psiquiatra me explicó un día que nosotros, los humanos, tenemos muchos miedos inconscientes. Uno de ellos es el miedo a la castración, tanto al hombre como a la mujer les horroriza pensar en perder su posibilidad de reproducirse y de no poder tener sexo. Lo que sucede es que los dueños de perros se identifican tanto con su perro que les parece que castrarlo es casi como hacérselo a sí mismo.
Será por esta identificación que una respuesta muy frecuente a mi comentario de que su perro estaría mucho mejor sin su obsesión por reproducirse es: "pobrecito, cómo le voy a hacer eso, mejor que le echemos a una hembra". Esto no es ninguna solución, porque cuando un macho monta una hembra nacen un buen número de cachorros, la mitad machos y la mitad hembras. Si cada macho se reprodujese cada medio año se llenaría España de una cantidad de perros inimaginable. Además, montar a una hembra suele dar lugar a que tenga más ganas de montar más hembras.
Es un hecho que la mayoría de los machos vive pensando en una sola cosa todos los días de su vida, sin poder encontrar lo que buscan. Tener que vivir así sí se puede considerar una pena. Los problemas de comportamiento que se originan en el exceso de interés por las hembras son múltiples. Agresión dirigida a otros machos, comportamiento sexual anormal (montar cojines, piernas, otros perros, hembras que no están en celo...)
De la presencia de hormonas masculinas se derivan muchos más problemas, como son: fugas de casa, marcar dentro de la casa, problemas de dominancia...
La mayoría de los caballos están castrados, simplemente porque resultan mucho más fáciles de domar y la convivencia con los demás caballos en el picadero es más pacífica.
La castración no es la panacea para resolver problemas relacionados con la dominancia. Sí puede facilitar una solución en muchos casos, pero castrar solo, sin aplicar cambios en la convivencia, no es útil.
Aparte de problemas de conducta pueden surgir problemas físicos en los machos enteros. Sobre todo la próstata puede terminar inflamándose y después incluso enfermándose. Los testículos también pueden sufrir alteraciones. Parece ser que el estar en continuo estado de excitación causa estas alteraciones. Suelen surgir en la segunda mitad de la vida del perro. El cáncer de próstata es normalmente mortal. Un final triste de una vida deseosa sin sentido. Una castración de joven evitará en gran medida que tu perro sufra este tipo de problemas.
Resumen: castrar beneficia a tu perro en muchos sentidos, tanto físicos como psíquicos. No sufras por hacerle esto. Es una intervención muy sencilla. Mejorará su calidad de vida. Muchas veces es imprescindible para arreglar problemas de conducta. No todos los problemas se ven influidos por una castración. Así que no debes pensar que castrar a tu perro lo va dejar perfectamente "arreglado".
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